Thursday, August 17, 2017

Esa Llamada de Teléfono

Exactamente hace un año, teníamos bastantes cosas como familia. Era mediado de Agosto, para ser exactos Agosto 17 del 2016. Hoy era el día que teníamos que dejar los útiles escolares en la escuela, conocer a la nueva profesora de mi hijo, y al día siguiente empezar el primer día de escuela. Tenía que enseñar zumba al día siguiente, a mi hijo le iban a sacar los colmillos en el dentista la semana que seguía y mi mama estaba visitando de Perú.

Era un día miércoles regular, como muchos miércoles que teníamos durante el verano. Recuerdo claramente que mi mama y mi hijo estaban sentados en la sala mirando una película. Yo estaba en el comedor tratando de llamar a mi esposo para recordarle que tenía que estar en la casa las 6 en punto. Ese día mi esposo decidió trabajar en la biblioteca y se iba a ir de ahí como a las 5.30pm.

Alrededor de las 5:30pm, empecé a llamar a mi esposo a su celular y unos minutos más tarde sentí un dolor bien fuerte en mis costillas. “Que fue eso?” Me pregunté a mi misma. Estaba molesta que él no había contestado su celular, pero después pensé que seguro era porque estaba manejando su bicicleta. Ya las 6 de la tarde estaba cerca y el no había llegado todavía. Me empecé a sentir frustrada porque él sabe que tan importante es la puntualidad para mí. Ya después de las 6, empecé a llamar seguido, y no porque estuviese molesta, pero porque ya empezaba yo a tener un sentimiento raro.

A las 6:15pm, finalmente vi que mi esposo me llamaba a mi celular, apareció su foto ahí. Contesté de inmediato, pero la voz que escuché al otro lado no era la de mi esposo. Mi corazón prácticamente se sintió que se cayó, y supe que algo no andaba bien.

“Es usted Mary Siddall?”

“Si.”

“Soy un enfermero de Littleton Hospital. Su esposo tuvo un accidente mientras manejaba su bicicleta contra un auto.”

En ese momento, literalmente sentí que estaba en otra dimensión de mi misma. Sabía que tenía que mantenerme calmada, así que usé todas las herramientas que tenia para hacerlo. Mi mama estaba en la sala con mi hijo y se dio cuenta de la llamada. La mire: “Si, algo ha pasado.” Solo tenía unos segundos para reaccionar.

“Que tan mal está?”

“Señora no le puedo decir. Todavía lo están revisando.” El enfermero me dió el numero de cuarto donde mi esposo estaba y colgamos.

Automáticamente le dije a mi mama que me tenía que ir. Le dije a mi hijo que su papa se había caído de la bicicleta, y con solo una mirada mi mama ya sabía que ella estaba encargada de la casa quien sabe por cuánto tiempo. Agarré mis llaves, me metí al auto y respiré profundamente, diciéndome a mi misma: “Mary maneja con cuidado. No necesitamos dos personas en el hospital.” Mientras manejaba recé, y sabia que este era una gran prueba que el universo me daba. Pasaría la prueba?

Me estacioné en el hospital, por el cual manejo casi diariamente. El hospital que siempre escogemos en caso una emergencia sucediera, Era el turno de mi esposo de estar ahí. Entré, pasé con la persona de seguridad quien me mostro el cuarto. No pude entrar al cuarto porque le estaban haciendo a mi esposo rayos x, así que me quedé afuera. Mientras estaba esperando vi a un policía afuera del cuarto.

“Esta aquí por Justin Siddall?” Pregunté.

“Si.”

“Que tan mal esta y fue su culpa?”

“Si, fue su culpa y el otro auto ha sido dañado en su totalidad. Deberías haber visto como termino.”

Después de escuchar eso, tuve que respirar de nuevo. Tuve que recordar lo que hago como trabajo. Tenía que recordar que esto era una lección. Tenía que recordar que tenía que ser la buena esposa. Mi gran preocupación, aunque lo crean o no, era que mi esposo podía deprimirse después de esto. En cuanto los rayos x terminaron, yo quería entrar al cuarto pero no podía hasta que el policía terminará de hablar con él.

“Tu esposa está afuera esperándote.” El oficial dijo.

“Oh oh. Ella me va  gritar,” mi esposo respondió. En ese momento, supe que mi esposo tenía su sentido del humor y que estaba bien mentalmente.

Yo tenía miedo de verlo, porque no tenía idea de que tan mal sus heridas eran. Lo que vi al principio me asustó un poco. El no se podía mover para nada, una de las enfermeras le estaba cociendo un hueco que tenía en la pierna, y uno de sus brazos estaba completamente cubierto en gaza. Tenía una herida en su frente y me di cuenta que su ropa había sido cortada y tenía bastante sangre. Estaba agradecida que él estaba vivo y al mismo tiempo estaba súper molesta. “Como te atreves a hacerme pasar por esto?” Pensé, eso era lo que mi mente le decía a él. Pero tuve que actuar a la esposa buena.

El doctor vino a hablar conmigo y me informó que mi esposo tenía 4 costillas rotas, y una de ellas había hecho una punzada a uno de los pulmones. A pesar que el había tenido su casco durante el accidente, igual querían revisarlo por conmoción cerebral y muchas heridas por todo su cuerpo. El doctor dijo que teníamos que esperar 24 horas para ver como su cuerpo sanaría. Podría pasar que sane muy bien, o lo opuesto, que uno de sus pulmones colapsara, y si eso sucediera habría que operarlo. Sabiendo que tenía que esperar, pensé que era hora de avisarle a la familia del accidente. Mande mensajes a todos y pedí buenas vibras a mis grupos espirituales.

Finalmente a mi esposo lo pasaron a su propio cuarto. Tuvimos nuestros primeros visitantes, mi suegro con su esposa y un amigo pastor que vino a rezar. Decidí no quedarme a pasar la noche y ya era hora de irme a la casa. Estaba tan agradecida que mi mama estaba de visita pues yo me había ido por horas, y ella sabía exactamente que hacer como una súper abuela. No había necesidad de dar instrucciones, y yo sabía que ella se haría a cargo de todo.

No sabía cómo sentirme. Solo recuerdo sintiéndome como que todo estaba en pausa. Como de un segundo al otro las cosas pueden cambiar, haciéndote ver que por todo lo que estabas ocupada y poniendo de prioridad  ya no era una prioridad. Estaba al tanto que las cosas ya no iban a ser igual. Así que mi hijo fue a su primer día de escuela al día siguiente. Y yo lloraba cada vez que alguien me preguntaba como estaba.

Cuando contaba lo sucedido, me sorprendí de cuanta gente llegó a ver el accidente el día anterior. Fue interesante ver como la gente reaccionaba cuando les contaba lo que había pasado. Algunos querían saber si llevaba casco puesto, otros querían saber de quien había sido la culpa, otros juzgaron y criticaron a mi esposo, y otros solo ofrecieron una mano de ayuda. Lo que la gente no sabía era que yo también me había hecho las mismas preguntas y juzgamientos.

Los doctores limitaron a las visitas, pero bastante gente fue al hospital. Lo que fue más interesante es que mis amigos más cercanos me mandaban textos para ver cómo iba todo, y otros solo se aparecían en el hospital y en la casa.

Estoy muy agradecida por como todo pasó. Necesitaba que mis amistades vengan y al mismo tiempo necesitaba que mantengan su distancia. Obtuve lo que necesitaba de todos ellos en el momento y lugar perfecto. Algunos de ellos tomaron decisiones por mí y organizaron mi casa, y estoy contenta que lo hicieron porque yo no tenía la mente para eso.

Mi esposo se quedó en el hospital 5 días y me di cuenta qué tan fuerte es él cuando es relacionado con el dolor físico. El era una persona saludable, así que su recuperación fue muy rápida. Bueno yo pensé que lo peor ya había pasado, pero me equivoqué. Teniéndolo en la casa fue lo más difícil de todo este camino. Conocí a este nuevo esposo que era más fuerte que su dolor, y demasiado terco. Y eso no fue bien con una esposa sobre protectora  que lo adoraba.

Yo no estaba contenta, estaba un poco deprimida, pero tenía que ser fuerte. Cuando ya no podía más me iba a visitar a alguien y me desahogaba. Recuerdo que mis pensamientos malos venían muy a menudo. Me fui al jacuzzi con una amiga y le dije que yo pensaba que si hubiese perdido a mi esposo hubiese sido más fácil que estar cuidándolo ahora. Estoy agradecida por todas esas personas que me dejaron hablar sin juzgar para nada, yo solo necesitaba que me escuchen. Tenía que estar fuerte por mi esposo, por mi hijo y por mi mama también. Mi mama ya se iba a ir pronto, y volvíamos a la realidad de una familia de a tres.

Lo peor vino después. Ambos teníamos sentimientos de culpabilidad, Peleábamos. Yo empecé a escribir como loca para desahogarme. Necesitaba sacar todos mis pensamientos para que no me envenenaran. Todo el mundo me mandaba mensajes, llamaban y me mandaban emails para ver como Justin estaba. Pero no muchos preguntaron cómo estaba yo. Me cuestioné yo misma miles de veces si era una buena esposa. Me disculpaba con él todo el tiempo por no ser la típica esposa y muy a menudo le decía que el se merecía a alguien mejor. Lo odiaba. Estaba molesta por la situación, pero a la misma vez estaba consciente que era temporal. Pero por cuánto tiempo seria esto temporal? Me preguntaba.

Toqué fondo. Me cansé de ser esposa. Estaba cansada de estar sufriendo porque él no había sido cuidadoso solo una vez. Los dos paramos de comer, paramos de hablar, y yo no estaba dispuesta a volver a sufrir por mi esposo, porque la realidad es que no hay garantías de que otro accidente no vuelva a pasar. Así que me di permiso para pensar que mi vida sería mejor sin él y que tal vez ya era tiempo de dejarlo ir.

Así de terrible como esto suena (y seguro mucho de ustedes me están juzgando ahorita), pensar de esa manera me daba paz. Mis ganas de controlar estaban peores y me estaba sofocando en mi propio ser. Teníamos un crucero que ya se venía y le dije a mi esposo que vaya él con mi hijo y que yo estaría bien quedándome. Le dije que quería el divorcio y que yo me iría así el no tendría que lidiar con nada y que yo vendría a visitar todos los días. Le dije que lo amaba tanto pero que no podía vivir así en angustia.

Lo primero que hice fue encontrarme un trabajo para estar lista a quedarme sola. Me cite con un abogado de divorcio para ver que debería esperar de mi esposo financieramente y que no. Regresé a la casa y le dije exactamente cuanto él necesitaba darme si procediéramos a un divorcio. Para sobrevivir nuestra vida diaria contactamos a uno de los mejores terapistas que hemos tenido. El terapista tenía que lidiar con nosotros de una forma que él antes no nos había visto así. Pero él dijo algo: “Yo aun veo amor, el cual se ve ahora como dolor.” Me pregunté en ese entonces lo que les pregunto a mis clientes de life coaching: “Estas haciendo esto basado en amor o miedo? Y mi propia respuesta fue miedo. Lo amaba tanto a él que yo prefería  no tenerlo a mi lado en caso algo mas sucediera.

Ambos estábamos dolidos y sabíamos que necesitábamos ayuda. Nuestro maravilloso amigo/terapista/pastor hizo un trabajo magnifico preparándonos para estar listos para irnos al crucero. Cada vez que salíamos de su oficina, podíamos respirar y hablar de nuevo entre nosotros. Sabíamos que estábamos teniendo nuestra peor experiencia como pareja. Hemos estado casados por 14 años y esto ha sido lo peor que habíamos pasado juntos. El problema no estaba solucionado, estábamos consientes de eso y listos para divertirnos fuera de casa.

Nuestras vacaciones a Disney World y el crucero fueron increíbles. Fue como una gran parada entre el dolor y la rabia. Nos fue muy bien allá. Cuando regresamos ya estábamos listos para entrar a gran velocidad a salvar nuestro matrimonio. Leímos libros, fuimos a terapia desde Noviembre del 2016 hasta hace un mes. Desarrollamos estrategias, usamos todas las herramientas que teníamos para hacer que esto funcionara. Sabíamos que nuestros miedos venían del pasado, muchísimo antes de que nos conociéramos, así que profundizar de adentro para afuera fue excelente.

Si ustedes le preguntan a mi esposo, el diría que el accidente fue una bendición; y si me preguntan a mi yo diría que fue una maldición. Todos sabemos que la vida está llena de experiencias, depende de nosotros como las afrontamos. No hay una manera correcta o incorrecta, pues todos somos diferentes. Mi historia tuvo un final feliz, también se que otros no tuvieron ese mismo final. Estoy consciente de que no puedo controlar mi vida. Todavía lidiamos con las consecuencias después de un año, pero lidiamos como equipo.

Sin ese incidente tal vez no sería una life coach. Esta experiencia me empujó súper fuerte, y estuve dispuesta a hacer mis sueños realidad. Sin el accidente, eso hubiese sucedido? Nunca lo sabré, pero está bien. Después de un año exactamente estamos muy bien, seguimos trabajando en nosotros, agradecidos por nuestro hijo que se portó tan bien mientras nosotros pasamos esta montaña rusa, agradecidos por mi mama que sostuvo el castillo mientras se caía, agradecidos por nuestros amigos que estuvieron a mi lado y por los que mantuvieron su distancia, y agradecidos por la familia que siempre estuvo ahí.

El universo trabaja en formas muy interesantes para hacerte ser tu Verdadero Yo

Yo



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