Exactamente hace un año, teníamos bastantes cosas como
familia. Era mediado de Agosto, para ser exactos Agosto 17 del 2016. Hoy era el
día que teníamos que dejar los útiles escolares en la escuela, conocer a la
nueva profesora de mi hijo, y al día siguiente empezar el primer día de
escuela. Tenía que enseñar zumba al día siguiente, a mi hijo le iban a sacar
los colmillos en el dentista la semana que seguía y mi mama estaba visitando de
Perú.
Era un día miércoles regular, como muchos miércoles
que teníamos durante el verano. Recuerdo claramente que mi mama y mi hijo
estaban sentados en la sala mirando una película. Yo estaba en el comedor
tratando de llamar a mi esposo para recordarle que tenía que estar en la casa
las 6 en punto. Ese día mi esposo decidió trabajar en la biblioteca y se iba a
ir de ahí como a las 5.30pm.
Alrededor de las 5:30pm, empecé a llamar a mi esposo a
su celular y unos minutos más tarde sentí un dolor bien fuerte en mis
costillas. “Que fue eso?” Me pregunté a mi misma. Estaba molesta que él no había
contestado su celular, pero después pensé que seguro era porque estaba
manejando su bicicleta. Ya las 6 de la tarde estaba cerca y el no había llegado
todavía. Me empecé a sentir frustrada porque él sabe que tan importante es la
puntualidad para mí. Ya después de las 6, empecé a llamar seguido, y no porque estuviese
molesta, pero porque ya empezaba yo a tener un sentimiento raro.
A las 6:15pm, finalmente vi que mi esposo me llamaba a
mi celular, apareció su foto ahí. Contesté de inmediato, pero la voz que
escuché al otro lado no era la de mi esposo. Mi corazón prácticamente se sintió
que se cayó, y supe que algo no andaba bien.
“Es usted Mary Siddall?”
“Si.”
“Soy un enfermero de Littleton Hospital. Su esposo
tuvo un accidente mientras manejaba su bicicleta contra un auto.”
En ese momento, literalmente sentí que estaba en otra dimensión
de mi misma. Sabía que tenía que mantenerme calmada, así que usé todas las
herramientas que tenia para hacerlo. Mi mama estaba en la sala con mi hijo y se
dio cuenta de la llamada. La mire: “Si, algo ha pasado.” Solo tenía unos segundos
para reaccionar.
“Que tan mal está?”
“Señora no le puedo decir. Todavía lo están
revisando.” El enfermero me dió el numero de cuarto donde mi esposo estaba y
colgamos.
Automáticamente le dije a mi mama que me tenía que ir.
Le dije a mi hijo que su papa se había caído de la bicicleta, y con solo una
mirada mi mama ya sabía que ella estaba encargada de la casa quien sabe por cuánto
tiempo. Agarré mis llaves, me metí al auto y respiré profundamente, diciéndome
a mi misma: “Mary maneja con cuidado. No necesitamos dos personas en el hospital.”
Mientras manejaba recé, y sabia que este era una gran prueba que el universo me
daba. Pasaría la prueba?
Me estacioné en el hospital, por el cual manejo casi
diariamente. El hospital que siempre escogemos en caso una emergencia
sucediera, Era el turno de mi esposo de estar ahí. Entré, pasé con la persona
de seguridad quien me mostro el cuarto. No pude entrar al cuarto porque le
estaban haciendo a mi esposo rayos x, así que me quedé afuera. Mientras estaba
esperando vi a un policía afuera del cuarto.
“Esta aquí por Justin Siddall?” Pregunté.
“Si.”
“Que tan mal esta y fue su culpa?”
“Si, fue su culpa y el otro auto ha sido dañado en su
totalidad. Deberías haber visto como termino.”
Después de escuchar eso, tuve que respirar de nuevo.
Tuve que recordar lo que hago como trabajo. Tenía que recordar que esto era una
lección. Tenía que recordar que tenía que ser la buena esposa. Mi gran preocupación,
aunque lo crean o no, era que mi esposo podía deprimirse después de esto. En
cuanto los rayos x terminaron, yo quería entrar al cuarto pero no podía hasta que
el policía terminará de hablar con él.
“Tu esposa está afuera esperándote.” El oficial dijo.
“Oh oh. Ella me va
gritar,” mi esposo respondió. En ese momento, supe que mi esposo tenía
su sentido del humor y que estaba bien mentalmente.
Yo tenía miedo de verlo, porque no tenía idea de que
tan mal sus heridas eran. Lo que vi al principio me asustó un poco. El no se podía
mover para nada, una de las enfermeras le estaba cociendo un hueco que tenía en
la pierna, y uno de sus brazos estaba completamente cubierto en gaza. Tenía una
herida en su frente y me di cuenta que su ropa había sido cortada y tenía
bastante sangre. Estaba agradecida que él estaba vivo y al mismo tiempo estaba súper
molesta. “Como te atreves a hacerme pasar por esto?” Pensé, eso era lo que mi
mente le decía a él. Pero tuve que actuar a la esposa buena.
El doctor vino a hablar conmigo y me informó que mi
esposo tenía 4 costillas rotas, y una de ellas había hecho una punzada a uno de
los pulmones. A pesar que el había tenido su casco durante el accidente, igual querían
revisarlo por conmoción cerebral y muchas heridas por todo su cuerpo. El doctor
dijo que teníamos que esperar 24 horas para ver como su cuerpo sanaría. Podría
pasar que sane muy bien, o lo opuesto, que uno de sus pulmones colapsara, y si
eso sucediera habría que operarlo. Sabiendo que tenía que esperar, pensé que
era hora de avisarle a la familia del accidente. Mande mensajes a todos y pedí
buenas vibras a mis grupos espirituales.
Finalmente a mi esposo lo pasaron a su propio cuarto.
Tuvimos nuestros primeros visitantes, mi suegro con su esposa y un amigo pastor
que vino a rezar. Decidí no quedarme a pasar la noche y ya era hora de irme a
la casa. Estaba tan agradecida que mi mama estaba de visita pues yo me había
ido por horas, y ella sabía exactamente que hacer como una súper abuela. No había
necesidad de dar instrucciones, y yo sabía que ella se haría a cargo de todo.
No sabía cómo sentirme. Solo recuerdo sintiéndome como
que todo estaba en pausa. Como de un segundo al otro las cosas pueden cambiar, haciéndote
ver que por todo lo que estabas ocupada y poniendo de prioridad ya no era una prioridad. Estaba al tanto que
las cosas ya no iban a ser igual. Así que mi hijo fue a su primer día de
escuela al día siguiente. Y yo lloraba cada vez que alguien me preguntaba como
estaba.
Cuando contaba lo sucedido, me sorprendí de cuanta
gente llegó a ver el accidente el día anterior. Fue interesante ver como la
gente reaccionaba cuando les contaba lo que había pasado. Algunos querían saber
si llevaba casco puesto, otros querían saber de quien había sido la culpa,
otros juzgaron y criticaron a mi esposo, y otros solo ofrecieron una mano de
ayuda. Lo que la gente no sabía era que yo también me había hecho las mismas
preguntas y juzgamientos.
Los doctores limitaron a las visitas, pero bastante
gente fue al hospital. Lo que fue más interesante es que mis amigos más
cercanos me mandaban textos para ver cómo iba todo, y otros solo se aparecían
en el hospital y en la casa.
Estoy muy agradecida por como todo pasó. Necesitaba
que mis amistades vengan y al mismo tiempo necesitaba que mantengan su
distancia. Obtuve lo que necesitaba de todos ellos en el momento y lugar
perfecto. Algunos de ellos tomaron decisiones por mí y organizaron mi casa, y
estoy contenta que lo hicieron porque yo no tenía la mente para eso.
Mi esposo se quedó en el hospital 5 días y me di
cuenta qué tan fuerte es él cuando es relacionado con el dolor físico. El era
una persona saludable, así que su recuperación fue muy rápida. Bueno yo pensé
que lo peor ya había pasado, pero me equivoqué. Teniéndolo en la casa fue lo más
difícil de todo este camino. Conocí a este nuevo esposo que era más fuerte que
su dolor, y demasiado terco. Y eso no fue bien con una esposa sobre protectora que lo adoraba.
Yo no estaba contenta, estaba un poco deprimida, pero tenía
que ser fuerte. Cuando ya no podía más me iba a visitar a alguien y me
desahogaba. Recuerdo que mis pensamientos malos venían muy a menudo. Me fui al
jacuzzi con una amiga y le dije que yo pensaba que si hubiese perdido a mi
esposo hubiese sido más fácil que estar cuidándolo ahora. Estoy agradecida por
todas esas personas que me dejaron hablar sin juzgar para nada, yo solo
necesitaba que me escuchen. Tenía que estar fuerte por mi esposo, por mi hijo y
por mi mama también. Mi mama ya se iba a ir pronto, y volvíamos a la realidad
de una familia de a tres.
Lo peor vino después. Ambos teníamos sentimientos de culpabilidad,
Peleábamos. Yo empecé a escribir como loca para desahogarme. Necesitaba sacar todos
mis pensamientos para que no me envenenaran. Todo el mundo me mandaba mensajes,
llamaban y me mandaban emails para ver como Justin estaba. Pero no muchos
preguntaron cómo estaba yo. Me cuestioné yo misma miles de veces si era una buena
esposa. Me disculpaba con él todo el tiempo por no ser la típica esposa y muy a
menudo le decía que el se merecía a alguien mejor. Lo odiaba. Estaba molesta
por la situación, pero a la misma vez estaba consciente que era temporal. Pero
por cuánto tiempo seria esto temporal? Me preguntaba.
Toqué fondo. Me cansé de ser esposa. Estaba cansada de
estar sufriendo porque él no había sido cuidadoso solo una vez. Los dos paramos
de comer, paramos de hablar, y yo no estaba dispuesta a volver a sufrir por mi
esposo, porque la realidad es que no hay garantías de que otro accidente no
vuelva a pasar. Así que me di permiso para pensar que mi vida sería mejor sin él
y que tal vez ya era tiempo de dejarlo ir.
Así de terrible como esto suena (y seguro mucho de
ustedes me están juzgando ahorita), pensar de esa manera me daba paz. Mis ganas
de controlar estaban peores y me estaba sofocando en mi propio ser. Teníamos un
crucero que ya se venía y le dije a mi esposo que vaya él con mi hijo y que yo estaría
bien quedándome. Le dije que quería el divorcio y que yo me iría así el no tendría
que lidiar con nada y que yo vendría a visitar todos los días. Le dije que lo
amaba tanto pero que no podía vivir así en angustia.
Lo primero que hice fue encontrarme un trabajo para
estar lista a quedarme sola. Me cite con un abogado de divorcio para ver que debería
esperar de mi esposo financieramente y que no. Regresé a la casa y le dije exactamente
cuanto él necesitaba darme si procediéramos a un divorcio. Para sobrevivir
nuestra vida diaria contactamos a uno de los mejores terapistas que hemos
tenido. El terapista tenía que lidiar con nosotros de una forma que él antes no
nos había visto así. Pero él dijo algo: “Yo aun veo amor, el cual se ve ahora
como dolor.” Me pregunté en ese entonces lo que les pregunto a mis clientes de
life coaching: “Estas haciendo esto basado en amor o miedo? Y mi propia
respuesta fue miedo. Lo amaba tanto a él que yo prefería no tenerlo a mi lado en caso algo mas
sucediera.
Ambos estábamos dolidos y sabíamos que necesitábamos
ayuda. Nuestro maravilloso amigo/terapista/pastor hizo un trabajo magnifico preparándonos
para estar listos para irnos al crucero. Cada vez que salíamos de su oficina, podíamos
respirar y hablar de nuevo entre nosotros. Sabíamos que estábamos teniendo
nuestra peor experiencia como pareja. Hemos estado casados por 14 años y esto
ha sido lo peor que habíamos pasado juntos. El problema no estaba solucionado, estábamos
consientes de eso y listos para divertirnos fuera de casa.
Nuestras vacaciones a Disney World y el crucero fueron
increíbles. Fue como una gran parada entre el dolor y la rabia. Nos fue muy
bien allá. Cuando regresamos ya estábamos listos para entrar a gran velocidad a
salvar nuestro matrimonio. Leímos libros, fuimos a terapia desde Noviembre del
2016 hasta hace un mes. Desarrollamos estrategias, usamos todas las
herramientas que teníamos para hacer que esto funcionara. Sabíamos que nuestros
miedos venían del pasado, muchísimo antes de que nos conociéramos, así que
profundizar de adentro para afuera fue excelente.
Si ustedes le preguntan a mi esposo, el diría que el
accidente fue una bendición; y si me preguntan a mi yo diría que fue una maldición.
Todos sabemos que la vida está llena de experiencias, depende de nosotros como
las afrontamos. No hay una manera correcta o incorrecta, pues todos somos
diferentes. Mi historia tuvo un final feliz, también se que otros no tuvieron
ese mismo final. Estoy consciente de que no puedo controlar mi vida. Todavía
lidiamos con las consecuencias después de un año, pero lidiamos como equipo.
Sin ese incidente tal vez no sería una life coach.
Esta experiencia me empujó súper fuerte, y estuve dispuesta a hacer mis sueños
realidad. Sin el accidente, eso hubiese sucedido? Nunca lo sabré, pero está
bien. Después de un año exactamente estamos muy bien, seguimos trabajando en nosotros,
agradecidos por nuestro hijo que se portó tan bien mientras nosotros pasamos
esta montaña rusa, agradecidos por mi mama que sostuvo el castillo mientras se caía,
agradecidos por nuestros amigos que estuvieron a mi lado y por los que
mantuvieron su distancia, y agradecidos por la familia que siempre estuvo ahí.
El universo trabaja en formas muy interesantes para
hacerte ser tu Verdadero Yo
Yo