Friday, February 17, 2017

Perdiendo mi identidad

02/16/2017

Antes de empezar con este tema, quiero agradecerles por todo su apoyo leyendo mi blog, compartiendo mi página y refiriéndome como Life Coach. Mi blog ha sido visto más de 1500 veces y en más de 10 países. Cómo? No tengo idea, pero lo que sí sé, es que todo esto es gracias a ustedes. Me encantaría saber de ustedes, como se balancean a ustedes mismos y en qué todavía pasan dolor. Mándenme un email a balancemytrueself@gmail.com

Hace años, antes de convertirme en mamá, recuerdo estar viendo un episodio del Show de Oprah Winfrey y se trataba acerca de perder tu identidad cuando te casabas o tenías hijos. No entendía cuanta gente, especialmente mujeres, se les hacía tan difícil esto de ser madres y esposas. Recuerdo que había una terapista en el show que hablaba de este tema y aconsejaba el permanecer con tu verdadero yo, si eso era algo que amabas.

Ese show específicamente se quedó en mi mente por un buen tiempo. Recuerdo que me preocupaba que eso me pudiera pasar a mí y me preguntaba a mí misma, cómo podría evitarlo. La comunicación que tengo con mi esposo es muy abierta, a veces me siento mal por él, pues las ideas que me salen pueden ser muy incomodas para él, pero es así como yo proceso mis pensamientos. Le pregunté a mi esposo, “Qué pasaría si cambio mi identidad en unos años?” Estoy feliz con quien soy, he trabajado mucho para ser quien soy yo, y no quiero convertirme en alguien diferente.

El tiempo pasa, y puedo sentir como la vida me quiere moldear. Siento como la sociedad me quiere controlar, y como mi familia quiere que me comporte. Empecé a sentir como todo este tema sobre la identidad se podía perder. Ya con esa preocupación en mente y estando consciente de que podía pasar, mi esposo y yo empezamos a ir a una terapista de matrimonio. No teníamos problemas en ese entonces, pero solo quería estar clara en quién era yo y en quien quería ser y asegurarme de no engañarme a mí misma. Mi esposo me apoyó en cada paso del proceso y yo estaba muy contenta. Descubrimos en esas terapias muchas cosas que no sabíamos. Le recomendaría a las parejas, si es que están abiertos a terapia, que lo hagan. Nos ayudó a mejorar nuestra comunicación y nos ayudó a entender que tan vulnerables éramos a nuestras circunstancias.

Yo permanecí con mi verdad. A veces era difícil, y pensarán que estoy loca, pero hubo momentos que ni sabía quién en verdad era yo. Era una esposa? Una inmigrante? Hija? Amiga? Quién soy? Pero con las herramientas aprendidas volvía a mi balance. Lo hice muy bien. Años después, la prueba de fuego llegaría. Iba a ser madre, un nuevo rol en mi vida, un rol muy emocionante y al mismo tiempo aterrador. Podre permanecer con mi verdadero yo? Seré sólo yo o seré la mamá de alguien? La vida continúo sucediendo, y así como compartí en un blog anterior sobre mi experiencia con el embarazo, fui a una terapista durante esos meses. Tuve una terapista que estaba de acuerdo conmigo acerca de continuar siendo mi verdadero yo si es que estaba feliz con esa persona. Asi que empezamos a trabajar en eso muy duro, pero empecé a preguntarme por qué es que la mayoría de mamas cambian totalmente? Y porque es que a mi mamá no le paso tanto así? Qué pasa si no soy tan fuerte como fue mi mamá y termino siendo como muchas mamás poniéndose al último?

Como alguno de ustedes me conocen, ya saben que no me iba a quedar sólo preguntándome, tome acción. En ese entonces estaba trabajando en una empresa que se dedicaba a ayudar a personas a bajar de peso; en mis citas con mis clientas les preguntaba  a muchas mujeres: “Si te volvieras a embarazar de nuevo, que harías diferente esta vez?” Las respuestas me sorprendieron, y estoy contenta que ellas fueron sinceras. Muchas mamás confesaban que por supuesto adoran a sus hijos pero que si pudiesen hacer algo diferente, era no ser tan sobreprotectoras con ellos y darles lo que ellos pedían, o dormir con ellos o no dejarlos ir a la escuelita a una temprana edad, o no salir ellas porque no confiaban en nadie. La mayoría de esas mamás me aconsejaron que me asegurara de cuidarme a mi misma primero y asegurarme que no me olvidara que primero fuí esposa.

Estaba un poco aturdida con todos los consejos, pero yo había preguntado. Compartí todo eso con mi terapista, y juntas hicimos un plan de no olvidarme de mi misma cuando el momento llegara de ser madre. Muy dentro de mi mente pensaba, qué pasa si todo cambia en cuanto este bebe salga? También era la hija de mi madre,  quien hizo un excelente trabajo en cuidarse de sí misma, y aun yo me sentí amada, escuchada y entendida. Asi que decidí entrevistar a mi propia madre. Y le pregunté, “Qué fué lo difícil? Lo fácil?” Ella compartió algo muy importante para mí, que su método de crianza no era muy común y que a veces pasaba que la gente siempre tenía algo que decir al respecto. Sabiendo todo eso, y yo siendo el resultado final de ese método de crianza, viendo la relación que tengo con mi mamá y como todo era con ella; tome su opinión muy en serio y esperé que lo mejor pasara y prácticamente copié la manera en que mi mamá me crió.

Un mes antes de que diera a luz, le dije a mi mamá que venga a visitarme para asi ser sólo nosotras solas por última vez. Ese último mes de embarazo fue muy lindo, pues pase la mayoría del tiempo con la persona que me dió la vida. Hablamos de nuestras buenas y malas experiencias, las aceptamos y miramos hacia el futuro. El momento ya se acercaba, mi barriga estaba enorme y yo súper cansada. Finalmente el 25 de abril del 2008 llegó a cambiar algo. Qué? A cambiar la vida? Identidades? Dinámicas? Ya veremos. Escribiré en otro blog acerca de mis primeras horas y días en mi aventura de madre y sobre las anécdotas y lágrimas. Por el momento me enfocaré como nuestro hijo afectó nuestras vidas.

Con el miedo de perder mi identidad, me convertí en mamá. Me mantuve fuerte, consciente e informada. También tuve que cancelar mis terapias porque ya no tenía tiempo libre como antes. Tuve que sacrificar horas de dormir, y tenía que alimentar, cambiar y dar amor a un nuevo ser humano. Esto se convirtió en mi trabajo diario de 24 horas. Cómo no voy a perder mi identidad, si es que tengo que ser buena en mi trabajo? era duro, especialmente el primer año y medio, pero seguí firme. Le pregunté a amigas que confiaba y admiraba como mamás, que me ayudaran con mi bebe para yo poder salir en una cita con mi esposo, Pedí ayuda cuando no podía ni sacarle los gases a mi propio hijo. Pedía consejos a la pediatra, quien siempre fue abierta conmigo y me apoyaba por tratar de querer cuidarme a mi misma primero. Asi que todas estas cosas que hacía para no perder mi identidad, también se convirtieron en un trabajo a tiempo completo para mí. Estaba cansada, confundida y me sentía sola. Pero decidí buscar, y aunque suene patético, busqué amistades en el internet.

Era obvio que no era la típica madre que amamantaba a su bebe y se aseguraba que su bebe tomara la siesta en casa, tampoco era la madre que tenía una historia de horas de parto. No, yo era la madre que su mejor amiga era la formula de bebe, que la mejor opción fue la cesárea y que hacía que su bebe tome siestas donde ella estaba en ese momento. Yo siendo una persona social, me di cuenta que estaba sola. Mi esposo trataba de ayudarme para sentirme acompañada, pero no era suficiente. Asi que encontré mi grupo de mamás en el internet. Era un poco raro ir a lugares y no tener idea de con quién te ibas a encontrar en estas reuniones, pero mientras más lo hacía, me acostumbrabas más, y así fue como empecé con el nuevo capítulo de mi vida, una mamá social y feliz.

Conocí todo tipo de mamás, las opuestas a mí, las similares y totalmente diferentes, y con el mundo abierto,  ya no me sentí sola de nuevo. Me involucré tanto, que estuve súper ocupada, que hasta en algún momento tuve que cortar un poco las reuniones. Estas mamás se convirtieron en amigas y en algún momento las sentí como familia. Escuchar sus experiencias,  aprender de ellas y pasar por momentos difíciles con ellas eran nuevos conceptos para mí, pero estoy súper agradecida por ello. Me hizo más segura de quien quería ser, y todas respetábamos toda clase de métodos de crianza. Después de 8 años todavía con algunas seguimos en contacto, ya no es lo mismo de antes ya que nuestros hijos han crecido y algunas dejaron Colorado. Pero los momentos que pasamos juntas, son recuerdos que jamás olvidaré. Asi que a todas ellas les digo gracias.

Los años pasan, y tal vez ustedes no estén de acuerdo conmigo, pero para mí ser mamá no fue muy divertido al principio. El embarazo no fue nada divertido y los primeros meses de mamá no tenía idea de lo que hacía. Los primeros años estuvieron bien, pero eso de la etapa de bebe no era lo mío. Nadie me dijo que lo que se venia después era mucho mejor.

La vida me ha bendecido de ser la madre de mi hijo. Hablaré en otros blogs de él más detalladamente, pero todo lo que puedo decir es que yo creo que mi hijo sabía del miedo que tenía de perder mi identidad, asi que él me siguió la corriente. Yo no me quité la comida de la boca para dársela a él, sí lo puse en la escuelita en cuanto estaba permitido, él disfrutó de niñeras, etc. El me dejó ser mi propio yo y lo seguí siendo. Yo sólo espero que él se sienta de la misma manera acerca de mi como yo me siento de mi mamá. Ahora el tiene 8 años y lo he estado disfrutando al 100 por ciento desde que cumplió 4 probablemente. El sabe quién soy yo y cómo me desenvuelvo y nos hemos convertido en un hermoso equipo.


Una parte de mi siente que yo manifesté ser la mamá que soy. Trabajé mucho para ser esta clase de mamá, quien es ella misma y también una mamá. Yo sabía muy en el fondo de mi corazón que así tenía que ser. Hasta ahora todo va bien. Perdí mi identidad? No lo creo, como mi esposo dice, nuestra identidad cambió. Alguna vez me sentí que había perdido mi identidad? Oh sí, muchas veces, especialmente cuando ya nadie me reconocía por mi nombre pero sí como la mamá de alguien, y también cuando cosas pasaban y tenía que dejar todo e ir a rescatar a este ser  humano.

Lo que pienso ahora, es que hay muchas veces que es muy difícil ponerte primero a ti misma. Tu bebe no es tu bebe, es un regalo de la vida. Tú eres el puente para ellos,  para que florezcan. Tu trabajo es celebrar sus alas para que puedan volar por si mismos, ayudarlos a pensar por ellos mismos, ser amables, respetar, amar, no juzgar y los mas importante, amarse a ellos mismos sin importar nada. Tengo mis días donde el miedo y el control se apoderan de mí, y lo acepto y lo dejo ir. Otros días no es tan fácil hacer eso de dejar ir, y lo que hago es que me aferro a él, mi hijo, pero le digo el porqué. El tendrá 8 años pero nos comunicamos como almas gemelas.

En cualquier lugar donde estés en tu vida, ámate a ti misma y no cambies eso, Recuerda que sí se puede hacerlo. Es mucho trabajo pero es posible. O tal vez no te gusta ser quien eres y ya estas lista para un cambio. Motívate, agárrate de donde sea! Tal vez de tu hijo, aférrate él/ella y haz el cambio. Busca ayuda, hay mucha. No dejes que la vergüenza y la culpa te coma. Tus hijos se sentirán orgullosos de ti y tú también estarás orgullosa de ti misma.

Disfruta el paseo

Yo




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