Tuesday, February 21, 2017

El primer obstáculo en mi vida

02/19/2017

Hoy Domingo me inspiro para escribirles sobre, diría yo, mi primera experiencia con lo feo de la vida real. Muchos dicen que la vida real está llena de cosas lindas y cosas feas. Para serles sinceros, todavía con mis 42 años no sabría como describir la vida real.
Como empezó todo?  Mi mamá era madre soltera, por lo que  mi abuelita se muda con nosotros  para ayudarla y formamos esta pequeña familia de tres. Mi mamá, mi abuelita y yo.

Por lo que mi mamá me cuenta, yo era una niña muy feliz, me iba a dormir de buen humor y me despertaba de buen humor. Siempre sonriente y contenta. Cuentan por ahi que para tomarme una foto llorando tuvieron que darme un pequeño pellizco en el brazo. Muchos podrán creer que mi mamá exageraba con eso de que siempre era una niña feliz, pero sí es verdad, pues me pasa lo mismo con mi hijo, siempre de buen humor. De tal palo tal astilla.

Después de 9 meses, de feliz convivencia las tres,   llegó el momento en que la abuelita tenía que volver a su casa y seguir con su vida. Quién me iba a cuidar? Tanto mi mamá como mi abuelita empezaron a buscar quién podría hacerlo. Yo he estado en ese rol, cómo se busca alguien de tu entera confianza?  Cómo dejas a tu hijo con alguien que no conoces ? Ya saben todas esas preguntas, y finalmente mi abuelita encontró a la persona ideal. Esta persona ideal tenía como unos 50 años, vivía al frente de la casa de mi abuelita y conocíamos a su familia. Que bendición encontrarla a ella, que tranquilidad para mi mamá, irse a trabajar sabiendo que alguien de confianza estaba en nuestra casita cuidándome.

Por lo que me cuentan, mi nanny me adoraba, me cuidaba y disfrutaba de mi compañía. Ella era parte de la familia, vivía con nosotras. Todo era gozo y felicidad mientras yo era bebe, era fácil lidiar conmigo, ya saben cargas a un bebe, lo alimentas, juegas con él y ya, prácticamente tú controlas a ese bebe como tú quieras. Pero yo tenía que crecer, y ya no fui una bebe, me convertí en una niña de 3 años y medio que ya caminaba sola, que ya quería ser independiente, que quería investigar el mundo. Todos hemos estado ahí.

Adelantándome en los meses mi mamá me cuenta que yo empecé a tartamudear, que la niña feliz que era su hija ya no estaba ahí completamente, algo había diferente.
Pero qué?  Mi mamá se preguntaba. Empezó a poner más atención a todo, a leer e informarse, y se encuentra que es muy normal que un niño a esa edad (4 años) tenga algunos problemas de comunicación, que se pongan un poco tímidos y que empiecen a cambiar. Con esa información ella se queda tranquila. Yo ya les había comentado en un blog anterior del carácter de mi mamá, ella es una persona clara y precisa, le gustan las cosas diría yo perfectas. Eso de que su hija estuviese cambiando, ella no lo estaba disfrutando, se sentía incomoda, y la paciencia se le iba acabando.

Mi mamá me cuenta que un día, ella ya no daba más, estaba cansada de mi tartamudeo, ya no era eso nomas, era prácticamente atorarme cada vez que hablaba, la niña feliz se ponía tímida, y mi mamá necesitaba un descanso. Mi mamá llama a su amiga que tenía una hija de la misma edad y le dice: “Necesito un favor, ya no aguanto más esta situación, podrías cuidar a mi hija, así tengo un tiempo libre para pensar?” La amiga de mi mamá le dice que sí, y a las pocas horas estoy allá. Al entrar a esta casa mi mamá le comenta a su amiga acerca de cómo me comunico, y que ella sentía que eso no era normal. La amiga de mi mama puede ver, que prácticamente yo no hablaba y ni ella podía reconocer a la niña feliz de hacia unos meses.

Cuando mi mamá regresa de su tiempo libre, y me va a recoger, su amiga le dice a mi mama: “Amiga tu hija se ha estado comunicando de lo más bien, pero en cuanto tu entraste ella volvió a tener su problema de comunicación.” Para mi mamá escuchar eso no debe haber sido bonito, pues supuestamente tus hijos se deben sentir cómodos y libres con sus padres, entonces qué estaba pasando? Porque es que decidí no comunicarme con mi propia madre? Qué le paso a mi mundo feliz?  Bueno lo que le paso tiene un nombre: Hilda.

Mientras mi mamá trabajaba Hilda me cuidaba, me controlaba y me asustaba. Recuerdo claramente que ella me amarraba a una silla para darme de comer, vagamente recuerdo que me embutía la comida con gritos. Algo que recuerdo muy vívidamente fue una vez que yo estaba en el baño, sentada en el inodoro, e Hilda decidió pasar la lustradora en el baño, sabiendo que me daba miedo. Así que yo al ver eso, me deje de agarrar y caí en el inodoro. Todas estas cosas sucedían, y me hacían llorar. Cuando mi mama llegaba a casa y me preguntaba donde había ido a pasear y con quien había jugado yo tenía que mentirle, no podía decirle lo que me hacia Hilda pues me tenia amenazada, me decía que como mi mamá tenía que trabajar yo siempre me iba a quedar con ella y me iba a tratar peor. Por eso es que tenía tanto miedo y tartamudeaba cuando mi mama me preguntaba algo.

Cómo me puedo acordar de tanto? Porque para sanar tuve que afrontar esa parte de mi vida. Y afrontar eso, es volverlo a vivir de cierta manera. Me ha hecho entender el porqué soy la adulta que soy, y porqué tengo los problemas que tengo. Es increíble descubrir como nuestra niñez cumple un papel tan importante en cómo nos desarrollamos como adultos, como estudiantes, amigos y pareja. Para afrontar esas verdades dolorosas, creo que tienes que estar listo, pues nunca sabes que más podrías encontrar. En mi caso creo que de abuso emocional nada más paso.

Bueno, nos quedamos en que la amiga de mi mamá le dice que yo había estado normal todo el día, excepto cuando mi mamá llega. Imagínense, eso para mi mama fue su señal, eso no puede ser, dijo mi mamá, y automáticamente, al día siguiente, mi mamá pide permiso a su trabajo y busca ayuda de terapista de niños para ver qué demonios estaba pasando. Por lo que me cuentan, esta terapista me hace dibujar hablar y jugar, y con mis dibujos se descubre que estaba siendo abusada emocionalmente por alguien a quien yo quería y confiaba. Inmediatamente mi mama sabia quien era, pues quien más? Hilda.

Algo que admiro mucho de mi mamá es su manera de manejar las cosas, no perdió los papeles, llegó a la casa y le dijo a Hilda: “Inmediatamente vete de esta casa, no te quiero volver a ver nunca más en mi vida, no te acerques nunca a mi hija, si te vuelvo a ver, llamo a la policía.”  Hilda se fue, y yo me quede sola, pues Hilda estuvo conmigo por mucho tiempo, imagínense cambiarle el mundo a una niña de esa manera, pero era la única forma.  Sé que mi mamá no podía comprender porqué es que no se dio cuenta antes, me imagino que muchas preguntas se le vinieron a la cabeza. Ella después fue donde los vecinos y les preguntaba: “No vieron nada sospechoso?” y ellos contestaron: “Si vimos maltrato, gritos espantosos, no la dejaban jugar a su hija, pero no dijimos nada porque pensábamos que era la abuela”.

Estamos aquí hablando del año 1979,  donde creo que la gente no se involucraba en los problemas de otros, en donde el gritarle a un niño era parte de criarlos correctamente, donde los terapistas para niños no abundaban. Al quitar a Hilda de la estructura familiar, no es que las cosas se mejoraron automáticamente. No, creo que hasta fue al contrario solo al principio, pues mi mama se encontró con una nueva situación. El psicólogo le dijo a mi mama que yo no iba a ser una persona normal, ya que cuando un niño de esa edad pasa por un trauma así, y no se sabía exactamente cuando todo esto comenzó, le dijo a mi mama que no pusiera sus esperanzas muy altas, que podía ser que yo tenga muchos de los síntomas de un niño autista, pero que lo más importante era que en este momento yo tenía que estar rodeada de gente que me amara de verdad, o sea de familia. El terapista le aconsejó a mi mamá que deje de trabajar así ella podía dedicarse a mi al cien por ciento.

Mi mamá con esa información, tuvo que tomar la decisión de volver a vivir con su familia, su mamá y su hermana, lo que no la hacía muy feliz pues a ella le gustaba su independencia. Pero en este caso primero estaba yo así es que se sacrificó y nos mudamos. Allí empiezo una nueva etapa, una nueva estructura familiar. Prácticamente 3 mujeres criándome, una de las mejores etapas de mi vida. No quiero hacer el blog tan largo. Tengamos en mente que esto del autismo no era muy conocido en ese entonces, creo que en esa época se escuchaba eso y la gente se asustaba.

En el futuro continuaré con mi historia de niña, cómo empiezo a vivir en esta nueva familia. Los obstáculos y triunfos. Las alegrías y tristezas. No se olviden que lo que un niño siente es muy diferente a lo que un adulto puede entender. Tengamos cuidado con las palabras que les decimos a los niños, las palabras son muy poderosas. Hagamos un esfuerzo consciente de decirle algo positivo al futuro de nuestra sociedad.  En vez de terminar arreglando a un adulto, asegurémonos de criar con amor y entendimiento a los niños de hoy. Hay gente afortunada que nunca tuvo una Hilda, y hay muchos que si. Cualquiera que tu Hilda haya sido, recuerda que te puedes sanar y perdonar, no por ellos sino por ti mismo.

Se impecable con tus palabras


Yo

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